jueves, enero 10

Amigas IV

Tal vez debí empezar por ella. La conozco desde que tengo 1 año de vida y ella, 3. Siempre fue mi amiga grande, pero siempre fue igual de cabra chica que yo. Uno de los primeros recuerdos que tengo de ella es del ’88, en Punta de Tralca. Teníamos seis y ocho años, respectivamente, y fue uno de nuestros mejores veranos. Nos encerrábamos en el auto de su tía a comer galletas de soda y jugábamos en la playa. Un día se le ocurrió colgarse del palo que afirma la cortina y se cayó por la ventana. Otro día le enseñé la manía que tenía a esa edad: morderle las manos a las Barbie hasta dejarlas planitas, y ella me imitó. Todavía no me lo perdona.

Después me acuerdo de ir a verla a su casa, de jugar con su perro Oso y de cuando me mordió su maldito hamster. Otra vez, en mi casa, nos pintamos la cara con las sombras verde y celeste de mi mamá. La idea era sorprender a nuestras madres disfrazadas de marcianas. Todavía me acuerdo que nos parecía una idea muy cuerda y muy entretenida. Tengo una imagen grabada en mi mente: las dos sentadas en la cama soportando los algodones con crema que nos ponían para sacarnos la pintura. También nos encantaba ir al complejo deportivo de Codelco, en La Florida, nadar en la piscina, comer helados y jugar en el bosque de eucaliptus.

1987


Cuando ya éramos adolescentes a mi mamá se le ocurrió la pésima idea de nombrarla mi baby sitter. Mi hermano chico hacía lo que quería mientras las dos cocinábamos los platos más extraños, llamábamos como locas a los números 700 (sobre todo al fono amistad, todavía me acuerdo que era el 700 10 10) y a nuestros amores para hacerles pitanzas. Nos sacábamos fotos ridículas, nos aprendíamos de memoria los anuarios de nuestros colegios, arrendábamos películas en el Errol’s y nunca las pagábamos. Nos daba un morbo increíble ver Como Agua Para El Chocolate y siempre pedíamos los videos con sinopsis que se llevaban gratis. Eran los tiempos en que contábamos las monedas de $ 10 para poder tomar micro. Y si no nos alcanzaba la plata, caminábamos. Desde el Parque Arauco, Providencia o el Apumanque hasta Ñuñoa. Daba lo mismo.

Ella fue la que me incentivó a comprarme una polera de Luis Miguel, el peor ejemplo que tengo de "tu pasado te condena". Ella, tiempo después se hizo una en Dimacofi. Era más fanática que yo, tenía un cuaderno con recortes y fue a todos sus conciertos.

1997


Como buenas amigas, nos prestábamos mucha ropa. Incluso el vestido que usé para mi graduación de Cuarto Medio. Seguimos la misma profesión, pero fue casualidad. Ella se puso a pololear y desapareció un tiempo, pero volvió como si nada hubiera cambiado.

Compartimos traumas, trancas, ideas, pensamientos estúpidos, inteligentes y vergüenzas. Muchas vergüenzas. Podemos conversar horas por teléfono mientras cada una mira la TV, se corta las uñas o se rasca la guata. Sé que cuando me pasa algo la puedo llamar y ella también a mí. Sus amigos son mis amigos y mis amigos también son los suyos. Yoyo se ríe con ella, la hace rabiar, pero la quiere mucho porque es mi amiga. Se llevan bien y me alegra.

Su amor de la vida es su perra Greta y sé que no me perdonaría si no la nombrara. Greta y yo tenemos una relación difícil. Nos cuesta estar en el mismo lugar juntas, principalmente porque pelecha, porque ladra por todo y porque es maleducada. Ella dirá lo mismo de mí, creo yo (menos lo del ladrido, claro). Me da nervio cuando le dice “hija” y me saca en cara que nunca he tenido el amor de un animal. Y pucha, es verdad, tal vez por eso no la entiendo.

Hace tiempo que no escribía un post tan largo, y eso que he tenido que resumirlo porque hay muchas más historias. Pero el cariño es uno, y grande.

2007
Dino, ¡eres mi mejor amiga!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

amigui, me encantó, lo máximo. nadie había escrito sobre mi. más tarde te escribo algo más emotivo, pero me reí mucho.
la foto cuando somos chicas está topisima, eramos muy pernasss.
también eres mi mejor amigui y te quiero mucho
dino
gracias por habalr de mi angelito.se te olvidó hablar de mi odio a los pelos, obsesiones de amor, q te enseñé a comer en la noche, etc.
la mejor parte cuando pones q podemos estar hablando oras por fono, cada una desde su casa haciendo cualquier cosa!!!
cul, lo máximo!!!

Anónimo dijo...

Por qué siempre soy Yoyo? Injusticia.

Gonzalo Villar Bordones dijo...

la historia de una linda amistad.

Vall dijo...

Estoy convencida que las mejores amigas son esas de la infancia, las que comparten "los pasados te condenan", "el crimen y el castigo" y todas las cosas que parece que fuesen insignificante, pero que llenan el corazón y la cajita de los recuerdos.
Mis mejores amigas son de la infancia. Con dos de ellas fuimos juntas al colegio desde la básica a la media y la otra es mi vecina. Puedo decir que he conocido muchas personas durante mi vida, pero la lealtad de las tres es lejos insuperable.
Cariños.
Val

Francisca Anfossi dijo...

aaaaaaa me hiciste recordar a mis grandes amigas y me pondré como loca a llamarlas ahora!!!

amé la cronología fotográfica en los juegos infantiles, que lindos recuerdos, que importante es cuando tienes a alguien que está para ti en todas!!

Saludos a ti y tu amiga!