miércoles, septiembre 13

Amigas III


La primavera se está sintiendo en este hemisferio. Ya no hace tanto frío, hay más flores, incluso se pueden reconocer por los olores a medida que uno va caminando por la calle. Lo que no hay es pega. Me cansé de las "posibles pegas", "esta vez sí que sí". Hago pitutos chicos, tonteras para mantenerme ocupada y sigo con lo de los fines de semana en el diario. Pero me tiene harta trabajar cuando todo el mundo descansa y tener cinco días libres para aburrirme cuando todo el mundo está ocupado. Por estos días siento que es inútil hacer el esfuerzo por dejar de sentirme inútil.

El motivo de este mail no es descargarme y tirar mala onda -aunque así lo parezca- sino que es contarte que soñé contigo este último fin de semana. Sí. Un sueño extraño, un sueño que ahora que lo escribo pienso que tiene mucho que ver conmigo, con lo que me pasa y contigo.

Yo estaba en Francia con mi madre recorriendo calles de adoquines en un Fiat 600 -un Fito, para los amigos- y sabía que tenía que llamarte, ponerme en contacto contigo. Tenía tu teléfono pero para poder llamarte tenía que comprar una ficha, cosa que hice sin problema a pesar de mi miedo inicial porque no me entendieran. Te llamé pero no pudimos hablar, creo que no estabas. Era triste porque tenía la sensación de que sólo estaba ahí de paso, me estaba yendo o no debía estar ahí. De vuelta en el Fito mi mamá empezó a manejar sin decirme hacia dónde. De repente empecé a reconocer lo que veía: era La Sagrada Familia y el Parque Güell (un cambio tremendo en el mapa, nadie dijo que sería un sueño cuerdo).

Y ahí vino el descalabro. Me emocioné, me angustié, no podía creer la sorpresa de que yo estuviera ahí, y lloré y lloré. No era un llanto disimulado, eran lagrimones y sollozos por doquier. Miraba al rededor y lo veía todo inmeso, totalmente abrumada por lo que tenía en frente. Los miles de turistas que habían por ahí me miraban con indiferencia, me sentía sola, mínima. Por ahí sentía que andaba mi madre -que ya conocía el lugar y quería mostrármelo- y también estabas tú, aunque no las veía.

Aunque soy mala sacando conclusiones, me parece que está más que claro lo que me pasa. Por el momento decidí quedarme, decidí trabajar y sigo conforme con eso. Pero las cosas no se han dado como yo esperaba y no dejo de pensar en qué hubiera pasado si me hubiera ido. Aún es tiempo pero el problema es que no tengo más alternativas por el momento que seguir esperando. Este tema me recuerda mucho a ti, del sueño que teníamos juntas, del que tantas veces conversamos.

Adivino, por el tono de tus últimas noticias, que estás con una pena, y tiene nombre y apellido. Estos meses no han sido fáciles para ninguna de las cuatro.


Espero noticias tuyas. Si puedes, dame tu nueva dirección para escribirte.

Besos,

B.


Vea Además:

Amigas I
Amigas II

domingo, septiembre 10

Murió el Rey

Taufa'ahau Tupou IV, el rey de Tonga, una diminuta nación isleña en el Pacífico, murió a los 88 años en un hospital de Nueva Zelanda, tras cuatro décadas de reinado.

El monarca falleció tras una enfermedad prolongada, aún no especificada. Se cree que el fin de Tupou IV podría facilitar mayor democracia en el reino, de estructura feudal. La familia real ha gobernado con poderes absolutos desde que grupos tribales de más de 170 islas de la Polinesia se unieron en una monarquía en 1845.
Por otra parte, Tupou IV ascendió al trono en 1967 luego que su madre, la reina Salote murió en 1965. Los dos años de interregno se debieron al prolongado período de duelo que se registra en Tonga cuando muere un monarca.

Finalmente, el reinado de Tupou IV lo convirtió en uno de los monarcas más veteranos del mundo, sólo superado por el rey de Tailandia Bhumibol Adulyadej, la reina de Gran Bretaña Isabel II, y el rey de Samoa Malietoa Tanumafili II, consignó AP.


Fuente: ORBE